Coaching: qué es, qué no es y todo lo que debes saber.

Claro que escribo esto porque soy coach y porque escucho de todo cuando se hace referencia a este proceso de acompañamiento. Ya empezamos a definirlo, pero hay mucho más que decir al respecto.

Mientras cursaba mi Maestría en Coaching Integral y Organizacional, escuché a muchos detractores de la práctica, fui criticada por elegir este posgrado y no uno más “formal”, ad hoc a mi carrera… en fin. Es importante hablar de coaching, para terminar con tanto mito.

Y aunque parece que este es un texto que dedico a defender el área en la que me estoy especializando, quiero dejar claro que se trata únicamente de un post descriptivo, uno que trata de darle a esta disciplina el valor que merece. Ni más ni menos.

El coaching no es psicoterapia (ni pretende serlo), no es mentoría ni consultoría. Es un proceso metodológico en el que, a través de preguntas puntuales (poderosas), un coach acompaña a un coachee (o cliente) hasta conseguir eso que tanto quiere.

¿Qué son las preguntas poderosas?

Las preguntas poderosas son el tipo de cuestionamientos que no has querido o podido hacerte. Pueden ser duras, pero sobre todo son aquellas que invitan (y quizá, empujan) a la reflexión, a salir de tu zona de confort.

Cuando, en un proceso de coaching, el cliente quiere “alcanzar la felicidad”, el coach se propone indagar con preguntas del tipo “¿qué es para ti la felicidad?” y, en función de su respuesta, tendrá más herramientas para llevar este objetivo desde algo tan subjetivo hasta una meta tipo “pasar más de 3 horas al día con mis hijos”.

Este es solo un ejemplo, se trata de interrogatorios que pueden, incluso, ir hasta temas sensibles como “¿qué estás dispuesto a sacrificar con tal de conseguir lo que te propusiste?”. Y mucho más.

No existe una batería de preguntas que sea útil para todos los casos y justo ahí es donde el coach hace maestría de su experiencia y capacidad de escucha activa. Es un proceso personalizado, nada está del todo dicho.

¿El coaching es para todos?

La respuesta es “no”. Se puede trabajar con individuos o equipos de trabajo, pero si estos no quieren (genuinamente) mejorar no hay mucho que hacer. Si no tienen un objetivo en mente, quizá sea mejor idea acudir a terapia psicológica o tomar un café con un amigo.

Un coach no puede acompañar a quien atraviesa una depresión después de divorciarse pero, sin duda, puede tomar el caso de quien, desde una posición mucho más sana, busca hacer un proyecto de vida personal como soltero (es decir, coaching de vida).

Claro que también podemos hablar del coaching en el ámbito empresarial, de hecho es mucho más común que se invierta en esfuerzos enfocados al equipo humano de una organización que en un proceso de acompañamiento de carácter personal.

Escucharás que, cuando se hace referencia a esta metodología, se mencionan áreas muy diversas de la misma: coaching empresarial, ejecutivo, deportivo, ontológico, sistémico, coaching con PNL y un sinfín de etcéteras.

Solo hay una forma de hacer las cosas, hay un paso a paso, todo lo demás son adaptaciones del coaching a cada una de las dimensiones en las que pueda ser de utilidad.

Y, aunque no voy a entrar en detalles sobre las fases de un proceso de este tipo (eso sería resumir poco más de dos años de estudio), vale la pena contarte que, esta disciplina, en lo general, se vale de la empatía y la escucha activa para acompañar al otro a donde no habría podido llegar por sí solo.

Un coach no aconseja, no salva a su cliente, sabe que su coachee puede identificar y resolver sus problemas, está ahí únicamente y exclusivamente para dotarlo de herramientas e instrumentos que faciliten su camino y potencien sus resultados.

Ahora bien, si bien muchos de los recursos del coaching son adaptados de disciplinas como la psicología, la sociología y la filosofía, esta metodología no está ni cerca de convertirse en una ciencia.

¿Si hago un curso ya soy un coach?

Me temo que no. Y espero que no hayas sido timado por alguno de estos pseudocoaches que pretenden cambiarte la vida luego de hacerte llorar durante un fin de semana completo en algún hotel bonito de la ciudad. Se es coach por formación, transformación y gracias a la experiencia, dudo que haya otra forma de conseguirlo.

No te voy a mentir. Puede ser que alguna de tus sesiones de coaching resulte tan reveladora que termines llorando durante y después de la cita, sin embargo, un coach no se vale de ese recurso para maximizar los resultados del proceso.

Y aunque es cierto que un coach puede conseguir resultados extraordinarios en la vida de su cliente, es solo un facilitador. El protagonista de esta metodología es, en todo momento, el coachee.

¿Cuál es la diferencia entre coaching y el positivismo exacerbado?

Diría que todo. El primero puede ver perfectamente la realidad, va del presente hacia el futuro y no trata patologías. El segundo es la franca incapacidad de ver la realidad, los talleres del “todo lo puedes” que, siempre, terminan por frustrarnos.

En coaching, no cualquier objetivo es un objetivo que pueda trabajarse. Nos regimos por varios métodos, pero uno de los más populares es el que define el acrónimo SMART: specific, measurable, attainable, relevant y timely. Vamos tras metas realistas, pero desafiantes.

Además, como en muchas otras disciplinas, la clave del éxito está en la relación entre coach y coachee, lo que llamamos rapport. La sintonía, la confianza y la comunicación entre los participantes de este poderoso proceso.

¿Puedo confiar en un coach?

Si te refieres a los resultados que podrás conseguir, debes confiar en ti y en él (o ella). Pero si tu pregunta es ¿puedo contarle de todo sin temor a que algo salga de la sesión?, la respuesta es “deberías poder hacerlo”. Yo no meto las manos al fuego por otros.

Pídele a tu coach un acuerdo de prestación de servicios y también uno de confidencialidad. Por ponerte un ejemplo, hay quienes nos apegamos al Código Ético de la ICF, International Coach Federation.

La ICF es una organización sin ánimo de lucro de asociación individual formada por profesionales de todo el mundo que practican el coaching personal y profesional. Una forma de regular la práctica.

Así que quizá un coach sea justo lo que necesitas para echar a andar, por fin, tu proyecto de emprendimiento, para diseñar un plan de carrera, para mejorar tu productividad o para explorar tu vocación. No sé, piénsalo.

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